sábado, 17 de diciembre de 2011

Rezo

(CUENTO A DOMICILIO)

Por reclamación mía

                                                                               Rezo por ese rizo. Amén.


Suena King Crimson por toda la casa. Después de un repiqueteo percusionista de sonidos metalizados, un largo silencio musical, uno de esos silencios que agotan la distancia entre los músicos, ya retirados, y los oyentes. La mujer se ha empeñado en cortarle un rizo a su hombre y engancharlo en su cabello con un clip amarillo. «No es justo, ojo por ojo, mechón por mechón». Ella se ha cortado luego un mechón y se lo ha entregado. Ha depositado en él por lo menos un cuarto de su alma. No sabe cuánto le queda aún por conceder. El mundo no se pregunta todavía si se aman, ¿acaso le importa al curso natural de las cosas si se aman con intención de hacerlo para siempre o si es tan solo un vínculo de usar y tirar? Sin embargo, ella sabe que lo habría elegido para siempre «si todo permaneciese para siempre inmutable…». Y si no, también. «Te elijo, porque ya te he conocido, porque ya he intuido casi la mitad de tu alma», eso es lo que no se atreve a decirle. «¿Y el resto de mi alma?», le diría él,  para que ella le respondiese:  «Pues.. el resto es sorpresa, para el futuro».  «Yo de mayor quiero ser tu rizo». Y la escena no puede ser más cursi. ¿Por qué será que hay cosas que el lenguaje no consigue, ni de lejos, plasmar? Traducir intuiciones a este lenguaje loco e impío es imposible en todas estas ocasiones. ¿Por qué nos haría esto Dios? «¿Por qué no puedo ver a través de tus ojos?» «¿Por qué tengo que tragarme el orgullo de tipo duro y decirte lo mucho que te amo?» «¿Por qué tengo la necesidad de que tú lo sepas cuando ya lo sabes de sobras?» «Si yo pudiera atravesar tu cerebro con un sentimiento instantáneo…» «¿Por qué tengo miedo?» «¿Por qué el modo más eficaz de decirte lo que siento es diciéndote que siento lo mismo que tú sientes por mí?» «¿Por qué dices lo que pienso sin que lo haya pensado todavía?» «Si te miro así, entenderás porque te estoy mirando así, ¿verdad?» «Claro, es porque el rizo que me has dado me queda muy hortera».

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